La sorpresiva victoria de Bernardo Arévalo llega en un momento de creciente preocupación por el estado de la democracia en Centroamérica.
La recesión democrática de América Central ha recibido una poderosa corrección después de que Bernardo Arévalo fuera elegido presidente de Guatemala.
La elección de Arévalo, hijo del primer presidente electo democráticamente de Guatemala, Juan José Arévalo, representa un fuerte repudio a tal erosión democrática y corrupción política profundamente arraigada.
Al dirigirse a una conferencia de prensa después de su victoria, Arévalo celebró el coraje de los votantes que acudieron a “defender la democracia” y le otorgaron una victoria aplastante sobre la ex primera dama Sandra Torres. Con el 100% de los votos contados, Arévalo tenía el 58,01% de los votos frente al 37,24% de Torres.
“Gracias gente de Guatemala. Este triunfo no es nuestro. Es de ustedes, que nos apoyaron durante toda la campaña electoral”, dijo el presidente electo, líder del partido Movimiento Semilla. “Esta victoria es del pueblo y ahora, juntos, como pueblo, lucharemos contra la corrupción”.
Más allá de sus políticas anticorrupción, Arévalo ha dicho que quiere expandir las relaciones con China. Así como, la relación de Guatemala con Taiwán.
Queda por ver cómo planea hacer eso, dada la política de China de que ningún país con el que tenga vínculos puede mantener relaciones diplomáticas separadas con Taipei.
