Las cuadrillas de rescate en Japón luchan contra las inclemencias del clima mientras entregan suministros cruciales a comunidades aisladas, marcando una semana desde que un potente sismo sacudiera el oeste del país, cobrándose la vida de al menos 161 personas.
Las intensas nevadas que azotaron la prefectura de Ishikawa durante el fin de semana y al inicio de la semana han añadido un desafío adicional a las labores de rescate. La entrega de suministros a zonas remotas se ha vuelto aún más urgente ante las condiciones meteorológicas adversas.
Una semana después del terremoto de magnitud 7.6 registrado en el primer día del Año Nuevo, la cifra de desaparecidos se sitúa en 323 personas, una revisión a la baja desde informes anteriores que sugerían más de 200 personas no localizadas.
Desde el evento sísmico, la región ha experimentado cientos de réplicas, generando una situación de constante alerta y complicando las operaciones de rescate.