En un acto simbólico y estratégico para el desarrollo rural, el presidente de Guatemala, Bernardo Arévalo, inauguró la planta de agroindustrialización de cacao Polochic, ubicada en La Tinta, Alta Verapaz. Acompañado por la ministra de Agricultura, Ganadería y Alimentación, María Fernanda Rivera, así como autoridades locales, el mandatario reiteró su compromiso con el cooperativismo y los pequeños productores del país.
La nueva planta, representa una apuesta por transformar la agricultura familiar en un modelo productivo con valor agregado, capaz de competir en mercados nacionales e internacionales.
Cacao: símbolo de identidad y motor de desarrollo
Durante su discurso, Arévalo destacó la importancia simbólica y económica del cacao, al afirmar que “el cacao es un símbolo poderoso de lo que hemos sido como pueblo, de lo que somos hoy como pueblo y de lo que podemos ser como pueblo”. Subrayó que este grano, originario de Mesoamérica, forma parte del legado ancestral de los pueblos indígenas y ahora impulsa nuevas formas de prosperidad con rostro humano.
El presidente instó a los productores a continuar demostrando que Guatemala puede liderar un modelo de producción sostenible, equitativo y respetuoso con la dignidad de sus comunidades, al tiempo que fortalece su economía local.

Bernardo Arévalo menciona que es una inversión colectiva con impacto territorial
La planta de procesamiento es el resultado de más de 20 años de trabajo de la Apodip, que ha consolidado una red de más de 80 grupos de productores distribuidos en zonas como Senahú, El Estor, Cahabón y Purulhá. La inversión colectiva de 9 millones de quetzales convierte esta iniciativa en un referente de producción con identidad y dignidad.
Bernardo Arévalo vinculó esta inauguración con la implementación de la Política Nacional de Desarrollo Rural Integral, que busca llevar oportunidades a todos los territorios sin exclusión. Esta política contempla no solo el acceso a la tierra, sino también a crédito, mercados diferenciados, infraestructura productiva y formación técnica.
“Hoy abrimos una puerta hacia un modelo de desarrollo rural integral, con raíces en la tierra y con los ojos puestos en el mundo”, concluyó Arévalo, al reafirmar que el desarrollo sostenible comienza en el campo, con proyectos como el de Polochic que integran productividad, equidad e identidad cultural.





