El reciente operativo nocturno en Estados Unidos para realizar la repatriación de niños guatemaltecos bajo custodia federal se desarrolló en medio de testimonios de miedo y desconcierto. Durante la madrugada, menores fueron despertados y trasladados en autobuses rumbo a aeropuertos en Texas, donde se preparaban vuelos con destino a Guatemala.
La jueza federal Sparkle Sooknanan emitió una orden de emergencia que detuvo por 14 días las repatriaciones, tras argumentar que el procedimiento podría violar leyes estadounidenses y poner en riesgo a los menores. La medida interrumpió vuelos que ya estaban en curso, aunque algunos niños alcanzaron a ser enviados a Guatemala.
El plan de repatriación de niños guatemaltecos
La administración estadounidense busca retornar a unos 600 menores no acompañados bajo custodia del Departamento de Salud y Servicios Humanos. El plan contempla vuelos semanales y coordinación con el gobierno guatemalteco.
Aunque la orden judicial detuvo la mayoría de los vuelos, al menos seis menores fueron enviados a Guatemala desde Texas. Versiones señalan que viajaron con restricciones en cintura y manos, lo que generó cuestionamientos sobre el trato recibido durante el operativo.
El proceso sigue bajo revisión judicial y mantiene en incertidumbre a cientos de familias tanto en Estados Unidos como en Guatemala.

Lo dicho por el presidente Arévalo
El presidente Bernardo Arévalo aseguró que Guatemala está preparada para recibir alrededor de 150 menores por semana, siempre que las decisiones de Estados Unidos lo permitan. Señaló que las instituciones guatemaltecas cuentan con protocolos de acompañamiento y protección, especialmente para los niños que regresan a contextos de vulnerabilidad. También afirmó que su gobierno mantiene comunicación con autoridades estadounidenses para garantizar que los procesos se realicen de manera ordenada.
Testimonios de los menores
Los niños relataron haber sido despertados entre las dos y tres de la madrugada, lo que generó sentimientos de confusión y miedo. Un adolescente de 16 años narró que llamó a su madre pensando que lo iban a matar. Otro joven de 17 años dijo que al escuchar sobre la posible deportación sintió que le faltaba el aire.
Algunas menores fueron retiradas de sus hogares de acogida sin previo aviso y trasladadas nuevamente a centros de la Oficina de Reasentamiento de Refugiados, sin poder despedirse de sus familias temporales. En ciertos casos, niñas de comunidades mayas expresaron temor de desaparecer como sucede en sus lugares de origen.





