131 reos de alta peligrosidad son trasladados a “Renovación I”, una prisión reformada con capacidad para 250 internos.
El gobierno de Guatemala ha dado un paso decisivo en la lucha contra el crimen organizado y la crisis penitenciaria. Se cumplió con el traslado de 131 reclusos de alta peligrosidad a una nueva cárcel de máxima seguridad. El traslado, realizado durante el fin de semana, marca un hito en la historia del sistema penitenciario del país, afirmó el ministro de Gobernación, Francisco Jiménez. Los reos, que fueron sacados de diversas prisiones, ahora se encuentran en la reformada cárcel “Renovación I”, ubicada en el sur del país.
La prisión, antes conocida como “El Infiernito”, ha sido remodelada y modernizada para albergar a un máximo de 250 internos de alto riesgo. Con la reciente reforma, la cárcel cuenta con medidas de seguridad avanzadas, como un sistema de cámaras de circuito cerrado y máquinas de rayos X. Además, los prisioneros deberán portar uniformes de color naranja, como parte de la nueva política de control.
El presidente Bernardo Arévalo, quien participó en la inauguración de la reforma el pasado 5 de noviembre, destacó que las cárceles ya no serán “centros del crimen”. Guatemala ha enfrentado durante años una grave crisis en su sistema penitenciario caracterizado por el hacinamiento y la influencia de grupos criminales dentro de las cárceles.
Según estadísticas oficiales, el país cuenta con cerca de 20,000 personas privadas de libertad, una sobrepoblación de alrededor del 300% en las prisiones. Este panorama ha alimentado la violencia y la corrupción en las cárceles guatemaltecas. Las prisiones se han convertido en centros de operaciones para organizaciones criminales que extorsionan tanto dentro como fuera de las rejas.
El portavoz presidencial, Santiago Palomo, calificó el traslado de los reos de alta peligrosidad como un “hito histórico”, subrayando el enfoque estratégico y el respeto a los derechos humanos que caracteriza esta nueva etapa en la administración. La operación requirió refuerzos en tierra y vigilancia aérea con helicópteros, a fin de garantizar la seguridad durante el traslado de los prisioneros hacia su nueva ubicación.
Con esta reforma, el gobierno guatemalteco busca controlar más eficazmente a los reclusos más peligrosos. Así como reducir las actividades delictivas que operan desde las prisiones y mejorar las condiciones generales del sistema penitenciario.
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